Muestra pictórica de la autora del
Dimensionalismo del 11 al 21 de septiembre de 2007 en Museo Casa de la Moneda,
en el marco del VIII Congreso Nacional del Color, organizado por la Sociedad
Española de Óptica
Francisca Blázquez, la dinámica lumínica
cromática
La obra pictórica de Francisca Blázquez, creadora del
Dimensionalismo, se basa en la dinámica lumínica cromática, buscando la
evidencia del movimiento en la intensidad del tono. De hecho el color y sus
variaciones de tono son movimiento puro, reflejo óptico de una actitud lumínica,
en la que todo es y todo se desvanece. El color es parte de un discurso físico,
pero también espiritual. Porque el color es el adjetivo, el ropaje de
determinados elementos, fenómenos y estructuras formales. La materia es vida y
la existencia cambia, según sea su composición. El color es el resultado de la
vida en sí misma y sus componentes. Según sean los mismos el color varía, al
igual que los cambios vibracionales, magnéticos, agentes atmosféricos, materias
y elementos de la composición oscilan según su estado, influencias e
interactuaciones.
La autora plástica madrileña, con más de 60 exposiciones individuales y 350
colectivas en catorce países de tres continentes, cuya pintura se encuentra
posicionada en importantes colecciones público privadas, muestra 16 obras, de
gran ejecución formal y estructural, dotadas de colores bellos, espectaculares y
sensibles, realizadas en acrílico sobre tela en el Museo Casa de la Moneda, del
11 al 21 de septiembre de 2007, en el contexto del VIII congreso Nacional del
Color, organizado por la Sociedad Española de Óptica. Dicha sociedad se creó en
el año 1968, con el objetivo de estimular el desarrollo de la óptica y, en
concreto, fomentar, la investigación y las aplicaciones industriales de sus
diferentes ramas. El Congreso Nacional del Color se ha convertido, con el paso
del tiempo, en un auténtico foro de diálogo y debate en relación al color en sus
aspectos científico, artístico, industriales, educacionales y de comunicación,
entre otros. Este congreso se celebra desde 1989 cada tres años, siendo sedes de
sus respectivos congresos: Logroño (1989), Valencia (1991), Granada (1994),
Jarandilla de la Vera- Cáceres (1997), Terrassa-Barcelona (1999), Sevilla (2002)
y Pamplona (2004).
CORONAS DE LUZ
(FRANCISCA BLÁZQUEZ)
En esta exposición Francisca Blázquez se decanta por el violeta y el azul en sus
diferentes gamas y tonos, entre otros colores. Emplea el violeta por su
adscripción espiritual, dado que refleja el color de determinados ángeles,
también hace referencia a una actitud espiritual, exhibiendo gamas sutiles,
variaciones que muestran su belleza. Ángeles y arcángeles, exhibidos en morado,
violeta, pero también en azul y amarillo. El morado les confiere un tono sutil,
serio, de misterio, de reflexión profunda, que atrae al espectador más místico.
Mientras que los amarillos son más intensos, delimitando las formas geométricas
abstractas que los contienen, hasta el punto de potenciarles su aspecto
espiritual, remarcando, a través del contraste, su proyección abstracta, más
allá de la anécdota. Por otra parte, hay que indicar que la utilización del azul
es más diversa, dado que según el tono conforma el espacio, el cielo, partes de
focos de luz, segmentos y fracciones de estructuras angélicas o bien un todo
temático lleno de variaciones.
ÁNGEL DE LA PLENITUD
(FRANCISCA BLÁZQUEZ)
Multidisciplinar, pero, esencialmente pintora, indaga en los prolegómenos del
color, entendido como terapia y esencia a la vez. El color como terapia, porque
su composición cura, serena, genera que la gente se evada de una realidad
agobiante y se llene de cosmos interior y exterior. Un cosmos que posee una
parte material, física, externa, pero, a la vez, surge de una iluminación
interior. Y el color como esencia porque la existencia de lo existente en todos
sus géneros y reinos se ilumina con la luz del alma, mientras que la forma es un
reflejo de dicha actitud espiritual, un espejismo que se desvanece en el
desierto del maya desbocado.
Por otra parte, además de contemplar la exposición de Francisca Blázquez, si
están interesados en la historia del dinero, podrán ver numerosas y
significativas colecciones de numismática, filatelia y prefilatelia, billetes,
otros medios de pago, lotería y juegos, todo ello completado por biblioteca
histórica, colección artística, maquinaria y útiles empleados por la Fábrica
Nacional de Moneda y Timbre-Real Casa de la Moneda.
El embrión del actual museo surge en el siglo XVIII, cuando Tomás Francisco
Prieto, grabador general de las Casas de Moneda del Rey Carlos III, fue director
de grabado en hueco de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y
fundador, en 1771, de una escuela de grabado, en la que se formaban los artistas
que luego ejercerían su oficio en las Casas de Moneda de España e Indias. En
este sentido es de destacar los diferentes ejemplos de la historia de la moneda
desde sus inicios, primeras acuñaciones en electrón, del S. VII a.C., pasando
por las series griega y romana, que exhiben importantes ejemplares como las
monedas acuñadas en Siracusa, Atenas, Egina, etc., hasta alcanzar las primeras
emisiones de la república romana. Como es natural es remarcable la colección de
moneda hispánica, con monedas procedentes en su mayor parte de la antigua
colección Gómez Moreno. En este sentido, en relación al período medieval, el
Museo ofrece una importante muestra de las acuñaciones de oro de los reyes
suevos y visigodos, además de una notable muestra de las emisiones de moneda
islámica en la Península, así como de los monarcas cristianos durante la época
de la Reconquista. Mientras que las series de moneda moderna y contemporánea
abarcan desde los Reyes Católicos hasta las actuales emisiones del euro.
En suma arte, color, monedas, metales, historia y actualidad, evidencias y
esencias espirituales, todo ello muy cerca de Plaza de Dalí, conjunto monumental
formado por el Dolmen, escultura de Isaac Newton y el pedestal de Gala, el único
legado arquitectónico de Dalí en todo el mundo, regalo del genio del Empordà a
la ciudad del oso y el madroño.
Joan Lluís Montané
De la Asociación Internacional de Críticos de Arte