Muestra pictórica de enero a diciembre de 2007
en Espacio Francisca Blázquez de Madrid |
El Dimensionalismo, la esencialidad
lumínica, la fantasía formal y la estructuración áurica
Francisca Blázquez investiga la esencia que lo conforma
todo, la esencia lumínica trascendente, pero, partiendo de un posicionamiento
singular y nada habitual: la geometría. Entiende que la geometría es
estructurada, pero, a la vez, cambia, no es estática.
La síntesis estructural es formal. Todo cuanto existe posee estructura
geométrica y de ahí que su actuación sea formal en la intención, para mostrar
aquello que conforma nuestra propia inercia pero sin abusar de lo específico. En
consecuencia indaga en el fondo, en la estructura, para describir la esencia de
las cosas, y por ello, cuando quiere mostrarnos la iluminación espiritual,
emplea cilindros, haces de luz que inciden en formas a través de otras formas.
También emplea cilindros en los que la iluminación física, pero también
espiritual, por alegoría, se expresa en forma de espiral. Así focos, líneas
rectas, concentraciones determinadas lumínicas, inciden en espacios siderales,
galácticos, en el cosmos, en extraños parajes de galaxias nunca vistas.

El ojo que ve (Francisca Blázquez)
Su actitud es cósmica y, por lo tanto, produce que su composición parta de una
visión galáctica de la existencia, porque considera que todo lo que existe está
interconectado.
La física cuántica sostiene que todo es parte de un complejo mundo de diferentes
sistemas que están interactuando. Las partículas subatómicas son luz y masa a la
vez. Es decir que la energía transforma la materia, pero nada se sostiene
eternamente porque todo cambia según el instante. De ahí que su obra geométrica
esté en movimiento, se exprese en el espacio, flotando, sin anclajes, pero, sin
embargo, sea claramente sólida, anclada, sustentada en pilares, que son, en sí
mismos, objeto de transmutación. Porque no hay nada estático, en el sentido de
que la continuidad es una falsa sensación derivada de un cerebro emparejado con
la comodidad.
Su obra dimensional viaja por latitudes nunca pensadas, empleando la
imaginación, pero también la intuición, porque su obra parte de una dinámica
sugerente, sutil y evanescente, aquella que se encuentra en todas partes pero
que no se ve.
Cuando emplea formas para mostrar a través del contraste la presencia de la
iluminación lo hace de tal manera que exhibe la trascendencia de lo singular
partiendo de la composición multidimensional de todo lo existente. De ahí que su
actitud pictórica, sea también consecuencia de una forma de mirar científica, y
que la propia ciencia tenga connotaciones espirituales.
Se ha superado el determinismo, ahora nos encontramos en la era cuántica, en el
momento más importante de la evolución de los humanos basada en la
experimentación de otras sensaciones diferentes de las tradicionales
relacionadas con el campo físico y biológico.
La materia, el cuerpo, la biología son fundamentales para entender la vida en la
tierra, pero, a la vez, se han de superar, profundizando en otros parámetros
menos clásicos de la existencia, pero, a la vez, absolutamente reales, no por
menos conocidos, y que se han de demostrar con la intuición, pero, también
empleando el signo de los tiempos: la tecnología unida al espíritu.
Francisca Blázquez innova con su Dimensionalismo dado que va más allá de las
limitaciones, incidiendo en lo trascendente, buscando la liberación de la
iluminación, partiendo de lo inusual, para ser coherente con su interior más
profundo. Micro y macrocosmos, una misma cosa, un lenguaje común que nos une a
todos.
Joan Lluís Montané
De la Asociación Internacional de Críticos de Arte