Poesía hecha color por Francisca Blázquez

NUEVA YORK, JADITE GALLERIES - AÑO 2005.

        
Pensar en la geometría, sin pensar en el arte, me lleva retrospectivamente a los días de mi infancia, en los que fueron planos geométricos, de formas elementales, frías, sin emoción, objetivo de tareas obligadas. Días en los que si de algo quería escapar, era de la geometría, de sus formulas deshumanizadas, de números en los que no encontraba nada creativo, solo sus planos grises, sus cuerpos curvos o rectos, que no me decían nada, pero que había de resolver por fuerza, en el blanco papel de mi trabajo escolar.

Aquellos mis primeros años de niño cantor de iglesia, estuvieron rodeados de arte religioso, complicado por sus formas indígenas de barroco rebuscado, inspirado en el arte italiano, español, en fin… europeo, traído a México por los primeros frailes, retablos de brillante oro, enriquecidos por obras del Tinoco y de Villalpando o de copias casi fieles de Rubens, de Zurbarán y Velázquez, me extasiaron y fueron mi primer encuentro con el arte español. Hoy día, luego de haber estado infinidad de veces en ciudades de Europa, visitado sus museos y tener tantos amigos artistas contemporáneos de Italia, Suiza, Turquía, Francia, Canadá, Japón, Argentina, etc… encuentro que, en España se está viviendo un verdadero renacimiento del arte en general. Por ello me atrevo a decir que, el arte de Francisca Blázquez, por su síntesis de forma y de color, me transporta a un estado de emoción casi primitiva, sin la complicación de la cansada búsqueda, del querer comprender el porqué del concepto de la línea, o del área que se curva o aplana, según la composición de movimiento, dándome la sensación de ser metálica en la que, de manera maravillosa, por lo magistral del efecto luz-sombra, se convierte en una construcción que impacta por su geometría, en un juego de tridimensionalidad.
 
El arte no figurativo de Francisca Blázquez, muestra un escrupuloso y obstinado empeño por dominar e ir más allá de una exigencia personal, de incidir de manera rotunda en una nueva propuesta de arte abstracto, contemporáneo a una exigencia nueva de expresión y de evolución de la pintura moderna, como Auguste Herbin al fundar el movimiento Abstracción-Creación con la publicación de su libro “El arte no figurativo, no objetivo”, que suma y sintetiza las teorías de sus indagaciones, en su búsqueda de crear un nuevo vocabulario acorde a nuestro tiempo, a través de formas en extremo sencillas por su expresión. Del mismo modo, Blázquez en su obra nos invita, a penetrar en sus espacios plásticos, impregnados de colores casi básicos, sin complicaciones y pudiéramos decir elementales en su esencia.
 
Afirmamos también que Francisca Blázquez es poetisa de una geometría análoga al color de la emoción y del momento vividos. Su obra, es geometría hecha color y forma como formula alquímica, en el laboratorio donde la artista realiza su diario ritual creativo, donde las dulces y sutiles líneas curvas, femeninas en su esencia, encajan armónicamente con la fuerza y rigidez acerada de sus rectas, poesía hecha color, textura sugerida en sus planos tonales. Del mismo modo como la palabra hace suspirar, reír, sufrir o llorar, la poesía geométrica de Blázquez, nos remite a situaciones vividas, donde cada uno de nosotros en su propia sensibilidad de espectador-artista, establece el gratificante diálogo a través de la forma y el color con los que la artista nos cautiva.

    


J. Martín Rojas Hernández.

Director General del Consejo Mundial de Artistas Visuales. 

México 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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