Francisca Blázquez

 

La Estética del Silencio

“Amor es un fuego que arde sin percibir, es herida que duele y no siente; es un contentamiento descontento, es dolor que desatina sin doler.”


Observo las pinturas de Francisca Blázquez y luego recuerdo los versos de Camões para desinfectar el universo y remover al político corrupto del Congreso Brasileño... Pero la artista reinventa con figuras geométricas un proyecto de espiritualidad para el mundo en vías de nacer, pero aún no sabemos cuál será la fisonomía del siglo XXI. Tenemos la ilusión de que el fin del arte es la muerte de la forma y de la estética ¡No es! Si no corremos riesgo y peligros, llegando hasta al limite de la estética, no podemos comprender el mundo. La estética es, al mismo tiempo, nuestro sol y nuestra noche oscura. La estética implica una actitud ética y precisa del artista. Por lo tanto las figuras geométricas de Francisca Blázquez son la escuela del desnudo integral de los conceptos y de la autonomía trágica. ¿Será la figura geométrica el fin de la honestidad intelectual? En las pinturas de Francisca Blázquez es posible percibir el agotamiento del postmodernismo y la obra es eterna porque sus raíces son poemas hechos con colores y movimientos de la tierra. Francisca Blázquez explica que “en el arte encuentro la esencia de la vida misma. Una vida más allá de la materia. Una vida que traspasa el infinito, el espacio y el tiempo. El arte no me pertenece. No lo posee nadie.” ( MONTANÉ, Lluis Joan. Francisca Blázquez –Dimensionalismo. Madrid. Casino Marbella.p.40)

 

 

 

 

Serie Dimensionalismo.

Hacia el nuevo mundo. 120 x 100 cm.

Acrílico sobre tela. 2004.

Estas figuras geométricas devoradas por el movimiento constituyen una alegoría pictórica de la dimensión trágica y sublime que Blázquez descubre en la existencia humana, junto a la sociedad degradada y corrompida de la que da testimonio en otras obras.

El primer acercamiento al lienzo “ Hacia el nuevo mundo” de 2004 el espectador se queda impresionado con la capacidad de la artista en manejar los fenómenos luminosos. Arrebata la imagen del calidoscopio y capta con pinceladas lo espiritual diluido y fragmentado por la luz que penetra en la Iglesia a través de los vitrales góticos. La pintura exige la complicidad del observador. La pintura de Francisca Blázquez es un juego de colores en el acto de mirar y guarda el movimiento elegante de la mano. En la pintura de Francisca reconozco la visión del científico que investiga el universo, como la fascinación del niño con la ilusión de ver la forma y el color. Afirmo que la pintura de Francisca Blázquez siembra la imaginación poética y cada obra nace con el frescor de un inicio.

Pintar para Francisca Blázquez es un momento mágico y trágico que ocurre cuando sus formas geométricas se despegan del plano y se envuelven con el espacio El mirar de la artista se vuelca en los cánticos y exclamaciones olvidadas del mundo. Lo que me encanta en las pinturas de Francisca es percibir fragmentos de los murales de Bonampak. La artista persigue en el arte mesoamericano la construcción de memoria generosa, perteneciente a un tiempo y un espacio universal, capaz de comprender la condición humana con sus contradicciones En sus pinceladas, las figuras geométricas se tornan posibilidad de construcción de un inusitado diccionario del humanismo. Es un diccionario secreto, repleto de simbologías, escrito con una caligrafía ancestral y los colores inmortalizan el pasado. En este mundo poético de Francisca Blázquez el tiempo despliega su linealidad y asume formas caracoleando.

La imagen del trabajo humano que transformó a Mesoamérica es el gran tema del arte de Francisca Blázquez. Con las figuras geométricas propone como imagen la verdad fragmentada – en su obra, los objetos creados por el ser humano son comparados con el estado natural, orgánico y concreto-. Es la reconstrucción del estado primitivo, en el que la tecnología reencuentra el natural, justificando la presencia del circulo en casi todos los trabajos, que trae consigo la idea del tiempo cíclico – pero, también de la serpiente que devora la propia cola-. Sabemos que todo es abstracto: y que la imagen es el propio objeto. Sus construcciones son artificios. Insinúan y aluden. Las figuras geométricas son escrituras, ideogramas materializados en un registro imaginario. Son objetos arqueológicos recogidos por Francisca Blázquez para comprender el espacio del espíritu.

La artista crea un obsesivo diccionario de la vida, recuperando en cada figura geométrica el espíritu humano – receptáculo de potencia y acción-. En silencio, Francisca traza un espacio y expande la historia oculta en pequeños objetos.

 


Detalle – muro este. Círculos presentes en los murales de Bonampak.

Fresco seco

Escenas pictóricas de la Dinastía de Bonampak. (detalle, muro este)

Bonampak se ubica en la selva lacandona de Chiapas, en el valle del Lacanhá. Su extensión es superior a 4 Km2. Periodo clásico ( 250 DC).

En la cámara 2 la pintura mural exhibe el desarrollo de una cruenta batalla, la exhibición y suplicio de los prisioneros capturados. Mientras la Cámara 3 refleja escenas de la fiesta de la victoria. Vemos bailarines y dignatarios.

 

En la época prehispánica los pintores dominaban el oficio del arte y poseían conocimientos religiosos y calendarios para no falsear lo que los gobernantes y sacerdotes requerían para quedar plasmado para la posteridad. El pintor logró, en un espacio bidimensional, imprimir volumen, la idea de “ tercera dimensión”. Francisca Blázquez convierte el silencio en frágil rumor y el débil rumor, en un grito. Es la voz del arte. El circulo es el elemento primordial – fuente de luz y calor – que funciona como evocación del pasado y, antropológicamente, arcaica es la fuerza de la transformación. El círculo despierta a las figuras geométricas del sueño primitivo y lo instrumenta para servir el hombre. Es, a partir de este conocimiento que la artista se apropia del mismo. Francisca Blázquez entra en los reinos de los reyes Pacal, de Palenque, y de Chaan Muann II, de Bonampak aclarando que lo sagrado es inviolable. Y sus pinturas están impregnadas de un sentimiento de catástrofe que comunican con toda naturalidad – esta es la metáfora de su trabajo-. El arte de Francisca Blázquez surge a partir de la intuición, pero, sin embargo, está nutrido de una intensa emoción que no es posible explicalo partir de la lógica. Francisca encontró algo que aún no sé nombrar. Pero, si es necesario, mejor que comprender los lienzos de Blázquez, es experimentarlos, entregándose ante lienzo al placer espiritual de entenderlos.


Profesor Magno Fernández


 

  

   

 

  

 

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