Luis Alarcón, la dinámica onírica de seres fluctuantes en entornos ingrávidos

Luis Alarcón posee una obra pictórica caracterizada por su dinámica onírica, formada por seres ingrávidos, que muestra flotando en el espacio, tocando diversos instrumentos musicales. Es como si la música nos transportara a otros mundos, a partir de instrumentos que son el sistema de comunicación, que se posiciona, para interconectar nuevos planteamientos vivenciales. 
Su obra pictórica es onírica, procede del mundo de los sueños, que se entremezclan con la realidad, de ahí que sus temáticas sean simbólicas, pero, también conformadas por personajes y situaciones procedentes de lo cotidiano. Se trata de mezclar en un mismo entorno diversos mundos, que forman, poco a poco, un tercero, que es singular, dotado de originalidad, que tiene una síntesis de ambos procedimientos y vivencias. De ahí que la suma de los dos, conforme una nueva realidad, que se halla en el limbo de los Dioses, pendiente de su aprobación, para pasar a otra dinámica. 
Su obra es sensual, elaborada con colores cálidos, de claro componente dibujístico, aunque este no logra condicionar totalmente su narración dado que se halla en los límites fronterizos entre la verdad intuida y la imaginada. 

El componente principal de sus elucubraciones son alegorías, símbolos, personajes que son como seres procedentes de otros sistemas. No hay violencia, todo parece ser producto de lo mágico, dado que hay ausencia de agresividad en una creación pictórica caracterizada por su meticulosa elaboración, de pincelada precisa, de color escogido, con seres y procedimientos pictóricos muy seleccionados, hasta hallar el resultado apetecido. Es un buscador que encuentra muchas llaves que abren enigmas, pero que, se dé perfecta cuenta, de que existen otros enigmas y misteriosos por descubrir. De ahí que el creador peruano esté en constante dialéctica consigo mismo.

Joan Lluís Montané

De la Asociación Internacional de Críticos de Arte