Christopher Ebejer, El fantasma de
la ópera y la historia del amor no correspondido
‘El Fantasma de la Ópera’, o la historia de amor no correspondido, es el
personaje central de la obra escultórica de la exposición del maltés Christopher
Ebejer, quien revive el personaje de la novela de Gastón Leroux, que a su vez,
está inspirada en la novela Trilby de George du Maurier, publicada en 1910 y
adaptada en numerosas ocasiones en obras de teatro y films de diverso signo en
todo el mundo. Christopher trata a Erik, personaje central del relato, de manera
alegórica, resaltando el aspecto simbólico, buscando la determinación de sus
complejidades, a partir de la elipsis. Se adentra en las características de la
novela gótica, excelente combinación de romance, terror, misterio,
trascendencia, mito, alegoría, tragedia y responsabilidad espiritual. El
‘Fantasma de la Ópera’ es el protagonista de un amor imposible hacia una
vocalista de la que está completamente enamorado.
La obra escultórica de Christopher Ebejer se muestra interesada en la alegoría
del personaje, en su misterio, de ahí que profundice en las causas, en la
problemática fundamental de su mente y corazón a partir de una creación que no
descubre todos sus propósitos, sino que muestra al personaje en su esplendor
misterioso.
El Fantasma surgió como Eric, hijo de maestro de albañilería, cerca de la
localidad de Rouen. Impetuoso, marcha de casa, frecuenta las ferias, donde el
director de un espectáculo de monstruos, lo anunciaba como el cadáver humano,
debido a su cara deformada. Viajó alrededor del mundo, fundamentalmente por
Europa y Asia, junto con los gitanos, consiguiendo formación musical, destreza
acrobática y un dominio de la ventriloquía. De forma eventual, gracias a su
inteligencia, trabajó como ingeniero y luego asesino al servicio del Sha de
Persia, elaborando sofisticadas trampas y dispositivos de tortura, hasta que el
dirigente oriental se cansó y decidió eliminarlo, por lo que tuvo que escapar y
partir a Francia, país en el que destacó como arquitecto.
Estructuras arquitectónicas y volumétricas describen a un personaje que posee un
claro halo de romanticismo, porque a pesar de su gran inteligencia, era también
un inventor y un ser que dominaba a la perfección conocimientos arquitectónicos
avanzados, de ahí que fuera escogido como uno de los arquitectos de la Ópera
Garnier de París. Christopher se recrea en este pasaje, buscando la alegoría
volumétrica y las realizaciones estéticas del Fantasma, quien construyó bajo el
edificio de la ópera un lago artificial, con ocho bombas hidráulicas dado que el
nivel de agua subterránea seguía subiendo. En este lago, y en los niveles más
bajos, Eric elaboró un verdadero entramado de pasillos, recovecos y estancias,
donde habitaba, para estar protegido del resto de la sociedad.
El artista maltés, escenográfo, dotado de una formación clásica, con guiños
contemporáneos, escoge el ‘Fantasma de la Ópera’ por sus posibilidades
expresivas y su halo de misterio. No hay que olvidar que el personaje de Eric,
que era también un genio musical, empezó a visitar la Casa de la Ópera para
escuchar óperas y discrepar con respecto al gusto musical de la gente de la
época. Al no poder mostrar su cara en público, se convirtió en un fantasma ipso
facto, caracterizándose para tal fin, empleando la violencia para dominar a los
gerentes del edificio de la Ópera. De esta manera utilizó sus astucias y
conocimientos, para llegar a cualquier rincón de la Ópera sin que persona alguna
se diese cuenta. Mató incluso a gente, mientras que a otros los aterrorizó,
tratando bien a quienes no le desearon ningún mal. En definitiva es el relato de
un personaje despreciado por la sociedad por su feísmo, pero dotado de un
singular sentido de la vida y, a su manera, de una exquisita sensibilidad. Todo
empieza por el amor que profesó a una muchacha de coro musical, Christine Daaé,
obsesionándose con ella.
La exposición del joven artista maltés es original, dado que no rehuye de lo
dramático, pero, resalta el cromatismo de la tragedia, sensibilizándose con el
personaje, que muestra complejo, a través de obras muy elaboradas, dotadas de
una serena grandilocuencia específica.
Joan Lluís Montané
De la Asociación Internacional de Críticos de Arte