Mariano Cano, la alegoría del amor
y la diversidad de enfoques de la sensibilidad de la energía
La última producción de joyería de
Mariano Cano se basa en la alegoría del amor, en la diversidad de enfoques de la
sensibilidad de la energía vehiculándola hacia una predisposición fundada en
sensaciones, en el trabajo de la sensibilidad como norte, porque la vida es
sutileza, a pesar del drama.
En este sentido los volcanes cambian, transforman y regeneran la tierra, a pesar
de la estela de dolor y muerte que dejan a su paso, debido a su acción.
Sin la acción de maremotos y volcanes la actual configuración de nuestro planeta
nunca hubiera sido posible.
Los enfoques de Mariano son partes de un todo escultórico, de una propuesta de
joya con volumen, que no renuncia a su predisposición creativa joyera intrínseca
que une símbolos con personajes, la pareja, la exaltación de la mujer por encima
de cualquier temática conocida.
Su collar titulado ‘Amor en rosa’, presenta en perspectiva las figuras unidas
del hombre y la mujer, con una gran rosa de plata al fondo, mientras el collar
de anillas sutiles de gran tamaño incorpora hojas de parra y rosas más pequeñas.
Es la síntesis del amor de la pareja, con la rosa, como alegoría.
Exhibe la realidad, la pareja, el amor, la unión y la armonía, con la proyección
de lo concreto en la rosa, es decir la representación de la alegoría,
desarrollando su predisposición al símbolo.
Su obra está realizada en plata, trabajada en diferentes texturas, determinando
posiciones emblemáticas de sus elementos, buscando la austeridad, la fuerza de
la serena contemplación del material.
El trabajo de las diferentes texturas le transporta hacia la fuerza y la
determinación de los alcances de lo que realmente le importa.

Es un joyero, que no renuncia a la
joya-escultura, a realizar obras de cierto tamaño, que destacan por su volumen,
pero, también, por su predisposición a la perspectiva, al juego de equilibrios,
a la dinámica del movimiento, a la fuerza y determinación que se hallan
concentrados en el símbolo, que está a un paso por delante de la propia
realidad.
Su alegoría de la misma es surreal, pero también, simbólica, mitificando algunos
de sus aspectos.
Ensalza el amor desde el punto de vista de lo alegórico porque en el símbolo
descansa su fortaleza.
Joan Lluís Montané
De la Asociación Internacional de Críticos de Arte (AICA)