Mariano Cano, el amor, los devas y
la naturaleza
Mariano Cano sigue las líneas
escultóricas de su producción de joyería de siempre, pero, en sus últimas
piezas, concentra su atención en la dinámica del volumen, aunque exhibiéndolo de
menor tamaño, manteniendo la alegoría y simbología de la idea, apostando por la
plata combinada con piedras de color y otros materiales.
Indaga en los misterios del amor, en la simbología del mismo, representando el
yin y el Yang, el mundo dévico, la dinámica de la naturaleza, la fuerza de los
elementos que rigen el mundo.
Concentra su atención en el volumen, simplificando el detalle, buscando las
formas curvas, la esencia dinámica de la materia, permitiéndose una
experimentación clara a través de la plata como material central.
Su obra de este período acentúa su carácter de influencia surreal, dentro de una
presentación basada en la permuta de volumen, forma, color, austeridad y
evidencia alegórica.
Potencia la expresividad simbólica, la sensualidad mitificadora del amor,
considerado como elemento, punto central que influencia el mundo y la
existencia.
Una alegoría que enlaza con la fortaleza de la visión, con la evidencia de que
la catarsis de lo que está más allá influencia el aquí y ahora.
Une naturaleza dévica, con el amor de los humanos, con la fluctuación hacia un
mundo más espiritual.

Se mueve entre dos mundos: el
terrestre y el de insinuación iluminada, aunque, en ocasiones, todo acaba en lo
sensorial.
Crea situaciones de carácter emblemático, en las que predomina la presencia de
elementos y materiales como la pedrería, que actúa de contraste con la solidez
demostrada por la plata en sí misma.
Se establece un diálogo entre estructura y color, fondo y forma, evidencia y
esencia, de la que resalta su decidida apuesta por el mundo sutil, de gran
insinuación, de fortaleza contrastada, que se entrecruza con sus obras más
directas, mientras que otras se adentran en lo desconocido.
Es un creador que posee un cierto misterio, que cultiva el enigma, pero,
también, lo evidente.
Joan Lluís Montané
De la Asociación Internacional de Críticos de Arte (AICA)