Expone en Jaditte Gallery, 413
west 50th. Street, New York (NY 10019),
del 16 al 30 de setiembre de
2008
Marta Sozzi, viaje al centro de la
tierra
Marta Sozzi, viaja al centro de la
tierra, a partir de su más reciente producción plástica en la que destacan los
colores intensos, puro fuego, oscuros, pero evidentes y contrastados. Asimismo,
estos están iluminados por lo denso, planteados para apoyar componentes
compositivos extensos, en los que plasma desde elementos y composiciones
primitivistas, pasando por alegorías terráqueas de un pasado cavernario, o bien
deteniéndose en hilvanar el hilo de oro del laberinto de Ariadna a partir del
pájaro de fuego, de lo prehistórico, pero también dévico.
Conecta con el pasado, que es el presente anunciado, a partir de los dioses de
la naturaleza, pero, también, no se olvida del futuro y del hoy.
Es una pintura intensa, al margen del tiempo, que busca determinados espacios
para desarrollar su elenco temático, fundado en la perseverancia en constatar la
fuerza de la potencia expresiva.
Su obra es puro fuego, dotada de una fogosidad clara, evidente y consecuente,
formada y nutrida por alegorías y expresiones, que se fundamentan en la
formulación de la determinación, en la potencia de lo paradigmático expresivo.
No hay nada al azar, todo es base de un todo, partícula de un cosmos, viaje al
centro de la tierra, a sus interioridades y a la superficie. Porque enigmas los
hay en todas partes, pero estos se acostumbran a resolver con el tiempo. De ahí
que su afán de investigación, su necesidad de viajar para encontrarse a sí
misma, para ser coherente con su interior profundo y compensado, se fundamenta
en la necesidad de la determinación, en la potenciación del cambio y la
transformación continúa.
No hay nada dejado al azar, no existe la voluntad sin más, sino que esta forma
parte de la aventura de manera intrínseca.
Su viaje es aventura pura, porque su imaginación está al servicio de una verdad
que para muchos no será comprendida pero que, para otros más, sí.
Es decir que su obra es comprometida, producto de su afán de aventura, pero,
también, de la constante experimentación derivada de una persona coherente, que
hilvana una determinación clara con una voluntad densa de inocular materia a la
existencia. Todo ello ideado a partir de un posicionamiento visceral, pero
meditado, fogoso, cromático y voluntarioso, que indaga en el meollo del núcleo
de decisión, para ser coherente con lo circunstancial constante, pero, también,
con la imaginación.
La tierra es un microcosmos que posee un macrocosmos subconsciente, y Marta lo
sabe, capta y describe.
Joan Lluís Montané
De la Asociación Internacional de Críticos de Arte
(AICA)